Edgardo Torres M.
IBIDDP-SEDE-LA CALERA
Muchos
cristianos se sintieron fuertemente reprendidos cuando Billy Graham leyó la
siguiente carta escrita por un universitario norteamericano que se había
convertido al comunismo en México. El propósito de la carta era explicar a su
novia por qué debía romper su compromiso.
"Los
comunistas tenemos un alto porcentaje de muertes violentas. Somos los que
morimos pasados por las armas, ahorcados, linchados o al ultrajados somos.
encarcelados, calumniados, ridiculizados y despedidos de nuestros empleos y de
diversos modos se procura hacernos la vida imposible. Un buen porcentaje de nosotros es muerto o
tomado preso. (Vivimos en una pobreza virtual.
Damos al partido cada centésimo
que ganamos por sobre lo que no sea absolutamente indispensable para
mantenernos vivos. Los comunistas no tenemos tiempo ni dinero para cine,
conciertos, asados, casas decentes o autos nuevos. Hemos sido descritos como
fanáticos. Somos fanáticos. Nuestra vida está dominada por un gran factor que
eclipsa todo otro interés: LA LUCHA POR EL COMUNISMO MUNDIAL.
Los
comunistas tenemos una filosofía de la vida que ninguna cantidad de
dinero puede comprar. Tenemos una
causa por la cual pelear, un propósito definido en la vida. Subordinamos
nuestros intereses mezquinos, nuestro yo a un gran movimiento de la humanidad,
y, si nuestra vida personal parece dura, o si nuestro yo parece sufrir por
haberse subordinado al partido, entonces cada uno se siente compensado adecuadamente por el pensamiento de que cada
uno está contribuyendo con su grano de arena a algo nuevo, verdadero y mejor
para la humanidad. Hay una cosa a la que me he consagrado fervorosamente y esa
es la causa comunista. Es mi vida, mi negocio, mi religión, mi
entretenimiento, mi novia, mi esposa, mi mujer, mi pan y mi carne. 'Trabajo
para el partido de día y sueño con él de noche.
Su influencia sobre mí crece, no disminuye con el paso del tiempo, por
tanto, no puedo mantener amistad con nadie, no puedo tener asuntos amorosa ni
siquiera una conversación sin relacionarlas con esta fuerza que conduce y guía
mi vida. Yo catalogo a las-personas, libros, ideas y acciones de acuerdo a la
forma en que afectan la causa comunista. y por su actitud hacia ella. Yo ya he
estado en la cárcel por mis ideas, y si fuera necesario estoy dispuesto a
enfrentar el pelotón de fusilamiento.
Si
los comunistas pueden consagrarse hasta este punto a su causa, cuanto más
debería los cristianos enamorarse y consagrarse por completo en amante y alegre
servicio a nuestro Señor Jesucristo.
Si la fe vale algo, lo vale todo. Si la fe cristiana es digna de creerse, debe creérsela con heroísmo.
Debemos
preguntarnos si una persona se entrega por completo a una causa vil, cuanto más
nosotros que tenemos una causa divina, debemos entregarnos a predicar a Cristo
como el salvador del mundo. Pero mi pregunta es hasta qué punto entrego mi
vida, o permito que Cristo dirija y guie mi vida.
Es
perdonable que como discípulos no tengamos gran capacidad mental. Pero ningún
discípulo puede ser excusado en su falta de celo o fuego por Cristo.
El
celo o fuego por Cristo fue demostrado por Juan bautista y Cristo mismo lo
atestiguo. Juan 5:35 Él era antorcha que ardía y alumbraba: y vosotros
quisisteis recrearos por un poco a su luz.
Recordemos
a Jeremías. Y dije: No me acordaré más
de él, ni hablaré más en su nombre: empero fue en mi corazón como un fuego
ardiente metido en mis huesos, trabajé por sufrirlo, y no pude. Jeremías 20:9
El
libro de Hechos nos enseña de un acontecimiento de historia, pero real. Y se
les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno
de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en
otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos
2:2
El
libro de hebreos también nos recuerda del gran amor y misericordia que nuestro
Dios hace con sus hijos. Y ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus
ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. Hebreos 1:7
Pues
bien creo que nos faltaría tiempo para recordar y destacar a hombres y mujeres
que han dado todo por Dios, pero mencionare algunos que son parte de la
historia del cristianismo, como por ejemplo Juan Wesley fue un hombre de celo y
fuego vivo dijo: Dadme cien hombres que amen a Dios con todo su corazón, que no
teman sino al pecado y cambiare al mundo. El segundo es un joven de veinte años
llamado David Brainerd (1718-1747) dejó una huella indeleble en la historia de
las misiones a pesar de vivir tan solo 29 años. Él sirvió como misionero a los
nativos norteamericanos en medio de muchas dificultades, y aunque solo ministró
por cuatro años, su testimonio ha inspirado a muchos misioneros luego de él. Un
extracto de su diario de vida. “Nunca había visto algo comparable a ella por
excelencia y belleza; era muy diferente a todas las concepciones que alguna vez
tuve de Dios… Mi alma se regocijó con alegría indescriptible, de ver a un Dios
así, un ser Divino tan glorioso; y yo estaba internamente satisfecho de que él
debería ser Dios sobre todo por los siglos de los siglos”…
Creo
que tenemos que examinarnos profundamente y desechar todo lo que impida, que lo
demos todo por Cristo. Desechemos toda basura, ira, enojo, envidia, pleitos,
cuestionamientos etc. porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía si no de
poder de amor y dominio propio. Búsquenos más a Dios llenémonos más de Cristo.
Que sea una realidad lo que elevamos en alabanza “porque fuera de ti nada deseo
en la tierra, tu presencia es más hermosa que cualquier cosa”. O tómenos las
palabras del Apóstol Pablo: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la
fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas
2:20
¿Nos
entregares por completo cuerpo alma y espíritu a Cristo o seguiremos viviendo
al son de las campanas de la iglesia?
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